‘Happy, un cuento sobre la felicidad’ de Mike Leigh

Poster Happy Go Lucky Mike Leigh

Sábado 18 de Octubre, 8:20 P.M.: Pese a las advertencias de Red Stovall sobre la película, llego por los pelos al cine a ver «Happy, un cuento sobre la felicidad«, la nueva película de Mike Leigh. Aunque ya hace años que la vi, aún recuerdo su maravillosa «Secretos y mentiras«. La esperanza de encontrarnos ante algo similar me ha llevado a los cines Renoir Floridablanca de Barcelona.

8:25 P.M.: La película comienza con una presentación curiosa del personaje principal, Poppy, interpretado por una Sally Hawkins premiada con el Oso de Plata a la mejor actriz en la reciente Berlinale 2008. En la mencionada presentación vemos cómo una aparentemente alegre y salerosa muchacha cruza Londres en su bicicleta con tiempo para irse fijando en pequeños detalles de la ciudad que consiguen hacerla sonreir. Tras eso, entra en una librería y demuestra que, además de alegre, es un pelín «peculiar».

8:40 P.M.: La tía no es peculiar, ni siquiera rarilla, es simplemente insoportable y resulta extraño que nadie más en la película parezca darse cuenta.

8:50 P.M.: Llevamos media hora y lo único que deseo es que alguien se equivoque de película y entre en escena con una escopeta de cañones recortados y mate a Poppy. Para mi asombro, nadie más en la pantalla parece desear su muerte. Por el contrario, mi querida Anita Loos sentada a mi izquierda me mira de reojo como pidiéndome explicaciones de los motivos que me hicieron recomendarle semejante film.

9:20 P.M.: Se cumple la primera hora de película y tengo que confesar que la cosa empieza a mejorar. Ya hemos tenido al menos una o dos escenas majas y uno empieza a vislumbrar que tal vez sí sea una película del mismo director de «El secreto de Vera Drake«. Ya nos han presentado al personaje de Scott, de lo más interesante de la película, estupendamente interpretado por Eddie Marsan.

9:50 P.M.: Definitivamente la película ha levantado el vuelo pero, por desgracia, es ya demasiado tarde. Uno odia tanto a la protagonista a estas alturas que carece de un punto de referencia, un personaje con el que sentirse mínimamente identificado salvo, quizás, el interpretado por Alexis Zegerman al que le dan mucho menos peso en el guión del que me hubiese gustado. Como los demás personajes tampoco son como para tirar cohetes, uno casi se pone del lado del personaje de Scott (Eddie Marsan), que ya es mucho decir.

10:20 P.M.: La película termina con una hermosa escena que no hace sino mostrarnos que si el resto de la película fuese como la segunda mitad, otro gallo hubiese cantado y no me vería obligado ahora a otorgarle un mísero 4 sobre 10.

Salgo del cine preguntándome si los que comparan al personaje protagonista con «Amelie» lo hacen para publicitar la película, porque odian al público o porque, sencillamente, no han visto ninguna de las dos películas.

Lo peor de todo es que uno se va para casa sin saber qué es lo que pretendía Leigh o los que tuvieron la feliz idea de traducir «Happy-Go-Lucky», que en español significa «despreocupado», por «Happy», que significa «feliz». O a lo mejor ese es el mensaje: ser feliz y ser despreocupado es lo mismo.

El hecho de que para el director la despreocupación consista en ser tan insoportable como la protagonista lo dejo para el estudio de los psicólogos. Es tarde y me voy a dormir, a ver si tengo suerte y sueño que he ido al cine a ver una buena película.

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Por Jeremy Fox

Twitter:@JeremyFox Instagram: jeremy_moonfleet

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